domingo, 21 de noviembre de 2010

La Ciudad de los Robots.

Es un día normal, en la ciudad de los robots.
Los autómatas bailan imaginariamente en la acera,
pues en la realidad no tienen permiso para reír,
Dinero y "prosperidad", ¿qué más pedir?
(Quizá un poco de cariño, o bien algo de alegría,
¿qué tal un rayo de sol?)

Marchan al unísono hacia las fábricas,
¡De terno y corbata, bien peinados zapatos lustrados!
De terno los barrenderos,
de terno las cocineras,
de terno los ¿payasos?
(¡Espera! No hay payasos en esta tierra)

Se anuncian chubascos el día de ayer,
además el día de hoy, ¡adivina! mañana también.
El sol se ahoga entre las nubes de humo,
¿quién recuerda la cara del sol?

Llueve, una, y otra, y otra vez...
en la ciudad de los robots.
(¿Ves eso?)

Las sonrisas caen, una tras otra (qué raro).
Tímidas, se ocultan tras las gotas de lluvia.
Las gotas caen y rebotan, caen y rebotan
(eso es inaudito),
regresan al cielo y vuelven a caer.

Las sonrisas se quedan,
ellas abrazan los labios de los rostros
grises y apagados
en la ciudad de los robots.

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