Con mi lágrima tejo mis dolores,
¡Ay de mí, tonta vida insensata,
que la noche a mi corazón mata!
Que mis ojos no distinguen colores.
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De tanto gritar, por tontos amores
He roto mis labios, vida ingrata;
Las ataduras de dolor desata,
¡Ay! Pues yo no distingo ya sabores.
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Si por amarte yo habré de morir,
Aunque al cielo yo no he de subir,
Por ti podré, al fin dejar de sufrir.
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Este soneto tuve que escribir,
Para a ustedes poder decir:
Hijos, por amor no dejen de vivir.
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