Espera,
estoy tejiendo una cadena
con las gotas de lluvia.
Quiero regalarte una cosa,
no es costosa, ostentosa, ni graciosa.
Pero la saqué de mi corazón el otro día...
creo que es una semilla seca de amor.
Te sienta bien,
en tu cuello de ángel caído.
No me gusta despedirme,
pero mañana ya no recordaré de quién debía hacerlo.
Una vez aprendí a tocar piano,
sin teclas.
También sé tocar violín,
sin cuerdas.
Ah, huele a una lágrima sin brotar.
Enséñame a dibujar un alma...
leí en un pétalo que tienen forma de deseo.
Prometo no enseñarle a nadie más.
¿Por qué... lloras?
Yo no sé hacerlo.
Yo sólo sé bajar a la Luna de la noche,
para jugar con ella a las escondidas.
Hueles a viento,
pero cuando te toco se siente como una sonrisa.
Olvidé...
cómo se teje un sentimiento.
¿Tu corazón no late?
Eso es normal, el mío nunca quiso latir.
Es hora de irme,
¿recuerdas cómo olvidarme? Es así:
Haz con tu lágrima un arcoiris de rosas,
por favor no llores,
sólo haz uno hasta alcanzar las estrellas,
allá no oirás mi llanto.
Te deseo
que te bese una rosa,
que te abrace una carta de amor,
que te haga cariño un oso de peluche.
Pero no deseo...
que me recuerdes.
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