miércoles, 19 de enero de 2011

La Osadía de la Estrella.

Era una princesa con ojos de cristal brillante,
su cabello eran hilos de plata,
sus vestidos eran de escarlata,
su anillo lucía un hermoso diamante.

Hija de los Reyes Duendes,
vivían en un palacio plata, rubíes y oro,
con avecillas que cantaban a coro,
todos vestían ropas verdes.

El Rey Duende quiso casarla,
con un príncipe de un reino lejano,
que vestía y calzaba verano,
que de una mirada podría enamorarla.

La princesa estaba enamorada,
de un humano común y granjero,
que día a día trabajaba con esmero,
que por primera vez la hizo sentir amada.

Salían por las noches a escondidas,
se besaban, se acariciaban,
con pena el amanecer esperaban,
con alegría juntos vivían sus vidas.

La Reina Duende les descubrió,
y apiadada del amor de los amantes,
les obsequió una bolsa de diamantes,
y con un abrazo les despidió.

Huyeron pues, en caballos alados,
pues cuando el Rey se enteró,
con furia a sus guardias ordenó,
matar a los dos enamorados.

De forma sagaz,
con los sicarios acercándose,
les vieron besándose,
hasta volverse una estrella fugaz.

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