jueves, 17 de febrero de 2011

Cantar al Señor del Horizonte.

No quise nacer con alas,
ni de la fuente del deseo beber,
pues si el frío monte escalas,
a medio camino has de caer.

Pues en su cumbre está mi corazón,
custodiado por un jardín de rosas,
que al susurrar el viento las hace canción,
y las hace ver aún más hermosas.

Si logras llegar a la cima,
te invito una copa de calor,
para que tu alma él redima,
y renazca rebosante de valor.

Ayúdame a vestirme de brisa,
para juntos volar hasta el fin del cielo,
vamos con calma y con prisa,
para atrapar el sueño de iris que anhelo.

Ten cuidado porque si lloro ahora,
una lluvia de lágrimas inundará el valle,
y hundirá el monte donde mi corazón mora,
para que su dolor nunca calle.

Tú eres aire y yo soy canción,
ella es sueño y él es caricia,
tú fuiste alas, yo seré sermón,
ella será bondad, yo fui malicia.

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